por Liliana Atz
El Coronavirus (COVID-19) es responsable de la epidemia que está bloqueando Italia y gran parte del mundo y que está cambiando la vida de muchas personas en esta primera parte de 2020.
Se manifiesta por fiebre, problemas respiratorios y pulmonares.
Su virulencia ya ha llevado a la muerte de muchas personas.
Los expertos están tratando de encontrar la fuente de esta nueva “plaga”, pero hasta la fecha, a pesar de muchas hipótesis, no hay certezas.
La antigua visión médico-filosófica china asocia el órgano Pulmón y el intestino grueso con el elemento Metal.
El ideograma chino de Metal significa “Oro”, un metal, por lo tanto de gran valor, acero inoxidable y durabilidad.
Para la alquimia china, los metales preciosos extraídos de la Tierra son trozos de estrellas caídas y el movimiento Metal es una clara alusión al simbolismo de la energía celeste, que se condensa de esta manera en la tierra, estableciendo así una conexión entre la energía humana y la del universo.
“Conexión con el universo”, en una sociedad globalizada dedicada a la explotación del medio ambiente y de personas como la nuestra es una palabra realmente grande.
El hombre de nuestros días ha perdido el contacto con la naturaleza, con la Tierra y con su propio Ser. La infinidad de enfermedades psicofísicas que, a pesar del bienestar material, se apoderan de la vida de muchas personas, son un testimonio constante de ello.
Ni siquiera China es inmune a este flagelo. La búsqueda del bienestar material ha llevado a la población del río Amarillo a una explotación intensiva del territorio y a un olvido de las antiguas creencias que vinculaban estrechamente al hombre con el medio ambiente. Y a partir de ahí comenzó el contagio…
El metal – dice la antigua medicina china – es un cambio de estado, un modo de relación con el exterior, la capacidad de aceptar lo que está fuera de uno mismo y de comunicarse con el otro, sin dejar de ser uno mismo.
Simboliza, de hecho, el respeto propio y la relación entre el mundo interior de uno con el mundo externo, con el otro desde el Ser.
Pero en un mundo globalizado donde el malestar social, la agresión, una epidemia de falta de valores, ahogados en el uso del alcohol, las drogas y las compras compulsivas y donde el miedo por el futuro caracteriza la vida de muchas personas, ciertamente no es la mayoría la que logra no dejarse llevar por la larga ola de “todo lo que está fuera”.
Pero sin el “mundo interior” no hay equilibrio y el uso masivo de tranquilizantes y pastillas para dormir es la confirmación.
El metal, para la Medicina Tradicional China, se asocia con la nariz, la piel y el cabello y la emoción de la tristeza, una emoción poderosa, pero poco aceptada por la sociedad de consumo.
La tristeza, aceptar no estar en la cima siempre y en cualquier caso, constituye, en realidad, la capacidad del organismo de volver a sí mismo para renovarse. A través de los bulbos olfatorios, el pulmón se conecta al sistema límbico del cerebro, el lugar donde se generan respuestas emocionales e instintivas, con su potencial de cambio.
Pero una sociedad en la carrera no se detiene fácilmente y luego llega un virus, algo pequeño, invisible, que afecta fuertemente a los pulmones y bloquea el mundo.
Para aquellos que quieren entender…
Tomado de: EnneaMediCina: los cinco caminos del alma