Muchos experimentos científicos recientes confirman cada vez más la hipótesis de que la mente humana puede tener un efecto determinante sobre la realidad que la rodea. La difusión de disciplinas como el yoga y la meditación en el mundo occidental está atrayendo e impulsando a cada vez más científicos, médicos, biólogos y físicos a investigar con medios técnicos las verdades que transmiten los textos sagrados más antiguos. La mente tiene el poder de transformar la realidad. Es un conocimiento antiguo, un conocimiento posiblemente oculto y escondido, redescubierto por los estudios de mecánica cuántica a principios del siglo pasado.
La forma en que los físicos ven la realidad ha cambiado, ha cambiado por completo. Bien podría decirse que, con la llegada de la mecánica cuántica, se produjo una revolución copernicana dentro del pensamiento filosófico occidental. En otros sentidos, estamos volviendo a conectar con las enseñanzas de los antiguos rishis.
Sin embargo, la ciencia necesita pruebas, concreción, verificación experimental, lo que nos ha llevado, como por arte de magia, a tener ya numerosas confirmaciones experimentales en el campo de la conciencia y sus efectos sobre la “realidad”.
En 1970, Herbert Benson y Robert Wallace, médicos de la Universidad de Harvard, iniciaron sus estudios sobre las consecuencias y los efectos de la meditación en el cerebro. Centraron sus estudios en la MT (Meditación Trascendental, enseñada por Maharishi Mahesh Yogi) y obtuvieron medidas concretas de disminución de la ansiedad y el estrés en personas que practicaban MT con regularidad.
Un descubrimiento aún más interesante fue el que mostraron los electroencefalogramas (ECG) de los meditadores.
Durante la meditación, las ondas cerebrales se volvían coherentes, los pensamientos de todos los practicantes se alineaban y coordinaban, entrando en fase, como si todos estuvieran conectados, ¡como si fueran un solo pensamiento!
En los mismos años, el FBI inició un estudio confidencial que reveló los siguientes resultados. En las ciudades donde el uno por ciento de la población practicaba la MT, el índice de criminalidad disminuía, yendo totalmente en contra de la tendencia general de las demás ciudades. Este tipo de estudio se repitió en años posteriores en diferentes comunidades con el fin de disponer de un mayor número de encuestas sobre las que realizar estudios estadísticos. Pues bien, todos los datos recogidos no hicieron sino confirmar el efecto, que desde entonces se denomina y conoce como efecto Maharishi y es uno de los efectos sociológicos más confirmados y verificados.
Los estudios se repitieron posteriormente con la técnica MT-Siddhi, que produce los mismos resultados con un número menor de practicantes, igual a la raíz cuadrada de la población de prueba.
A principios de la década de 1980, los estudios sobre el efecto Maharishi se rediseñaron a mayor escala, incluyendo en el experimento hasta 7.000 practicantes de MT-Siddhi, lo que equivale a la raíz cuadrada del 1% de la población mundial. El experimento generó los mismos resultados (reducción de incidentes violentos, alivio de conflictos en zonas de guerra, reducción del número de muertes en conflictos, subida simultánea de los mercados bursátiles), pero esta vez a escala mundial.
“La profundidad del lago, las olas y el reflejo del glaciar me recuerdan la vida interior. La mente es tan profunda como el lago, las olas en la superficie representan las actividades de la mente consciente, en la superficie de la mente, mientras que toda la profundidad del lago es silenciosa, y esa es la mente inconsciente que no es utilizada por la ola. Pero si la ola pudiera penetrar más profundamente e incorporar más niveles silenciosos de agua, la ola podría llegar a ser tan poderosa como el océano. Esto es lo que ocurre en la meditación. La actividad superficial de la mente consciente se adentra e incorpora la profundidad de la mente inconsciente. Con la práctica, nada permanece inconsciente, lo inconsciente se vuelve consciente y el hombre comienza a utilizar todo el potencial de la mente. […]
Cuando mediante la práctica de la meditación la mente va directamente a su interior, a la fuente del pensamiento, trasciende el pensamiento y alcanza la conciencia de la bienaventuranza y es capaz de mantenerla incluso cuando sale y experimenta el mundo de la naturaleza objetiva […].
El ejemplo del lago nos aporta una gran enseñanza sobre la vida espiritual. La vida es dicha, es existencia pura, igual que la flor no es más que savia. Los diferentes niveles de manifestación de la existencia pura, del ser puro, de la conciencia absoluta, de la inteligencia pura, ¡eso es la vida!!….
Cada uno de nosotros puede marcar la diferencia.
Fuente: rosaliastellacci 2011