LA OTRA MEDICINA – Un estudio, que revisó 47 investigaciones anteriores, confirma que la gimnasia china mejora el corazón y los pulmones de las personas mayores y reduce la ansiedad. Nacido de una combinación de artes marciales y prácticas tradicionales para garantizar la salud y la longevidad, el Tai Chi parece ofrecer numerosos beneficios tanto para el cuerpo como para la mente. Así lo confirma un estudio, publicado recientemente en la revista Archives of Internal Medicine, en el que los autores revisaron nada menos que 47 artículos, aparecidos en revistas en inglés y chino, sobre los efectos del Tai Chi en personas que padecen diversas enfermedades crónicas.
Cuerpo y mente
De la gran cantidad de datos recogidos se desprende claramente que la práctica del Tai Chi aumenta el sentido del equilibrio, agiliza y mejora la función cardiovascular y respiratoria. Además de estos efectos, que se observan sobre todo en pacientes de edad avanzada que padecen diversas enfermedades crónicas, también se dice que el Tai Chi ayuda a reducir la ansiedad en personas por lo demás sanas.
Hoy en día, cada vez son más los estudios que señalan los efectos beneficiosos del movimiento como tal, ya sea Tai Chi o cualquier otra forma de ejercicio”, comenta Lucio Pippa, profesor del curso de postgrado en Medicina Tradicional China de la Universidad de Milán.
De hecho, está demostrado que la actividad física es beneficiosa para el metabolismo, la función cardiovascular y articular y la calidad de vida”.
La ejecución suave y lenta de los gestos típicos del Tai Chi -que, no lo olvidemos, puede practicarse a cualquier edad- no sólo mejora el tono muscular y la elasticidad, sino que también ayuda a aumentar el equilibrio y la flexibilidad.
“No sólo eso, la gimnasia ‘médica’ china -así se define el Tai Chi- también garantiza otros beneficios ligados, principalmente, a la respiración: al ser tranquila y profunda, mejora la eficacia del sistema cardiorrespiratorio y relaja la mente, ayudando a combatir la ansiedad, el estrés y el insomnio”, señala Pippa.
Características
Los orígenes históricos del Tai Chi son inciertos. Según algunos, fue desarrollado por primera vez por un monje taoísta en el año 1300 d.C.; mientras que otras fuentes bibliográficas remontan su origen a más de 3000 años antes de Cristo. Lo cierto es que ya en 1700 existían varias escuelas de Tai-chi. En la práctica, el Tai Chi, que en China practican millones de chinos al aire libre, en plazas y parques, consiste en una serie de ejercicios que constituyen una vía intermedia entre el Qigong, basado en aspectos predominantemente meditativos (y que consiste esencialmente en ejercicios estáticos) y las artes marciales, como el Kung Fu, en las que el movimiento encuentra su máxima expresión.
En el Tai Chi”, concluye la profesora Pippa, “al haber bastante ejercicio físico y, por tanto, también movimiento de las distintas articulaciones, se produce -según la medicina tradicional china- una activación de la carga energética personal que ayuda a eliminar toda una serie de “estancamientos” que pueden dar lugar, si no se tratan adecuadamente, a patologías importantes”.
Lo importante es la energía, no la fuerza.
El ejercicio básico del Tai Chi es la llamada “forma”, una serie de movimientos codificados realizados con calma y concentración. Las técnicas de relajación y respiración aplicadas durante la ejecución de los ejercicios ayudan a desarrollar las “energías internas”, que desempeñan un papel preponderante.
Fuente: Corriere Salute – Corriere della Sera