El verdadero señor es como un arquero: si falta el Objetivo, él mismo busca la causa. (Confucio)
En el campo de la neurociencia ahora se conoce la conexión entre el cuerpo físico, las emociones (registramos en los músculos del cuerpo nuestra memoria emocional), el cerebro y el consiguiente comportamiento del ser humano. Muchos estudios han destacado el vínculo entre el aspecto emocional en relación con el tipo de personalidad y la respuesta de “enfermedad” del individuo.
El mapa eneagramático demuestra cómo la naturaleza, a través del programa genético de la especie, y por lo tanto a través de la herencia transgeneracional-familiar, ha organizado el cuerpo, la mente, las emociones, los comportamientos y los síntomas relacionados con el desequilibrio de la persona. Cada eneatipo tiene su propio “sentimiento” personal, su propia modalidad emocional personal, a través de la cual suele reaccionar a los estímulos de la vida. Esta es la base de esos comportamientos instintivos, repetidos en el tiempo, que son la causa del malestar psicofísico.
Y aquí es donde entra en juego el poder del movimiento Tai Chi. Cuando el trabajo cuidadoso sobre el cuerpo, y/o situaciones de la vida, despierta impulsos mioeléctricos congelados en las contracciones/rigidez del cuerpo, emerge la experiencia emocional de la persona. El Prof. Carlo Ventura(1) afirma :
“No hay ningún fenómeno biológico importante que no sea causado por el movimiento… Se ha puesto de manifiesto que no hay cambio en la actividad génica que no se produzca sin movimientos del ADN, deformaciones y vibraciones del núcleo y de ese complejo de microfilamentos y microtúbulos que llamamos citoesqueleto. Los movimientos preceden a los mismos cambios en la función en varios niveles celulares. La aplicación de una vibración sonora a una célula o moléculas de señal dentro de una célula puede hacer vibrar estas estructuras, generando cambios en la morfología y la función. Por lo tanto, los sonidos y los movimientos pueden verse como un ‘diálogo molecular’ dentro de las células y los tejidos”.
Movimiento catalizador de emociones, por lo tanto, que estimulan una interacción diferente de los tres cerebros (reptiliano, límbico, neocórtex).
A partir de un trabajo consciente sobre el cuerpo, los patrones relacionados con el funcionamiento del sistema nervioso, de los tres cerebros, se modifican con el tiempo.
Es necesario, entonces, tener herramientas adecuadas para reelaborar la historia de la vida y el eneagrama resulta ser un aliado válido para ser utilizado en el proceso de transformación cuerpo-mente-espíritu, para volver a vivir en armonía con las leyes que regulan la naturaleza más auténtica.
1. Carlo Ventura. Graduado de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Bolonia y especializado en Cardiología. Recibió su doctorado en Bioquímica en 1990 de la Universidad de Bolonia. Actualmente es director del Laboratorio de Biología Molecular e Ingeniería de Células Madre del Instituto Nacional de Bioestructuras y Biosistemas (INBB) en el Instituto de Cardiología de Bolonia. Dirige la división de Bolonia de INBB, que incluye las unidades de investigación de Florencia, Pisa y Siena. Es director del Instituto de Biociencias, una fábrica de células GMP recientemente fundada en la República de San Marino.